El presidente de Rusia, Vladímir Putin, afirmó este miércoles que su país está abierto a la cooperación en el Ártico, en medio de las presiones de sus socios en el Consejo Ártico, y aseguró que considera esta región un "territorio de diálogo".
"Vemos el Ártico no como un ámbito de intrigas geopolíticas, sino como un territorio de diálogo, estabilidad y cooperación constructiva", dijo el jefe del Kremlin en una reunión por videoconferencia con miembros del Gobierno dedicada el desarrollo del Ártico ruso.
La reunión se celebró en la fecha en que estaba previsto el encuentro anual del Consejo Ártico, que debía celebrarse en la ciudad rusa de San Petersburgo y que fue cancelado por los otro siete países miembros debido a la "operación militar especial" en Ucrania lanzada por Rusia el pasado 24 febrero.
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El Consejo Ártico está integrado, además de Rusia, que ejerce su presidencia rotatoria hasta 2023, por Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.
"Rusia está abierta al trabajo conjunto con todos los socios interesados en el marco de los actuales y futuros programas y proyectos en el Ártico", dijo hoy Putin.
El mandatario subrayó que, pese a "las restricciones externas y la presión sancionadora", es necesario prestar especial atención a todos los planes relacionados con el Ártico.
"No hay que postergarlos, dejarlos a un lado. Por el contrario, a los intentos de contener nuestro desarrollo debemos responder incrementando los ritmos de trabajo tanto en tareas actuales como en de futuro", enfatizó.
Putin admitió que debido a "acciones de países inamistosos se han alterado las cadenas logísticas y de transporte" y denunció que algunas compañías extranjeras no cumplen cabalmente su obligaciones contractuales.
"Desde luego, en la actual situación esto nos crea determinadas dificultades, pero tenemos todos los recursos y las posibilidades para hallar soluciones alternativas", recalcó.
El presidente ruso destacó la necesidad de aprobar un plan general de desarrollo de la Ruta Marítima del Norte (RMN) por las aguas árticas hasta 2035, a fin de garantizar el transporte fiable y seguro por esa vía.
Rusia presenta la ruta como una alternativa viable al canal de Suez, una opción cada vez más asequible debido al repliegue y adelgazamiento de los hielos en las zonas rusas del Ártico.
La Ruta Ártica fue lanzada en 2011 por Putin, pero es un proyecto de futuro, ya que el Kremlin no espera que funcione como un corredor internacional de pleno derecho hasta 2035.
De hecho, en 2020 cruzaron el canal de Suez embarcaciones con 1.170 millones de toneladas a bordo, mientras que solo casi 33 millones de toneladas trasegaron ese año por la ruta norteña.
Más de la mitad de dicho volumen correspondió a gas licuado.
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Un barco tiene que recorrer 10.600 kilómetros para llegar por el norte desde la ciudad rusa de Múrmansk al puerto chino de Shanghái, mientras que si opta por cruzar el canal necesitará surcar 17.700 kilómetros.
Además, la travesía por Suez lleva 35 días de media, mientras que la arteria promovida por Rusia supone un ahorro de 10-12 días por barco, que además se ahorrarían hasta 500 millones de euros al año gracias "al menor nivel de emisiones de dióxido de carbono".